Un sitio para escribir no es más que eso, un lugar. Los psicoescritores escriben aquello que se les ocurre. Sin censura alguna. Cualquier parecido con la realidad es tan solo pura coincidencia. La creatividad se estimula, no se prohíbe.

10.6.13

El poder ubicuo

Era de día, cerca de las 15 horas y el Sol asaba las calles de una pequeña urbanización apartada de la gran ciudad. Las casas, separadas por vallas de madera de ébano, mostraban vivos jardines con piscina y lujosos vehículos. En una de aquellas casas lejos al alcance de cualquier mortal mediocre vivía Magdalena, una mujer de unos cincuenta años y con muy buen aspecto que presidía una mundialmente conocida marca de cosméticos. Compartía la vida con su marido Vitorio, cercano a los 60 años. Vitorio tenía el cargo de consejero en una entidad gubernamental que aparentemente no existía. Vivían bien, apartados de la realidad.

Era 27 de Agosto de 2016, el mundo vivía una transición global. Prácticamente toda la población de los países desarrollados se manifestaban. En algunos casos habían muerto congresistas, diputados, banqueros e incluso presidentes de distintas naciones a manos de una masa enfurecida. La ONU había desaparecido tras unos muchos casos de corrupción y, entretanto, Estados Unidos había tomado el control del mundo estando al cargo de la entidad WCP (El mundo reclama paz, por sus siglas en inglés) en colaboración con otros 12 países.

"¿Qué ocurre, Vitorio?", preguntó Marga desde el baño. "No lo sé...están hablando de guerra mundial...no tengo ni idea. Rusia, dicen...y Europa...Estados Unidos y China...Corea del norte...¿pero qué coño?", respondió atento a las noticias.

En todos los canales se advertía de una guerra inminente. Kirsten Gillibrand, la presidenta de los Estados Unidos, llegaba a la sala de prensa: "No consentiremos que Rusia extorsione a China y que ésta se involucre con la economía europea", afirmaba con su dedo índice alzado y leyendo su guión, "Tampoco obviaremos las amenazas de Corea del Norte. Estados Unidos está con todo aquel ciudadano del mundo que se sienta amenazado". "Putos entrometidos...puta Quiste...o  como se llame", disimuló Vitorio.

"¿Qué pasa, Vitorio?", volvía Marga recolocándose los pantalones y la blusa. "China quiere comprar deuda de Europa y E. E. U. U. lo quiere evitar, Rusia quiere impedir las negociaciones por algún motivo y E. E. U. U. lo quiere evitar, Europa quiere ayudar a sus países en decadencia negociando con China y con Rusia, por lo del turismo, y E. E. U. U. lo quiere evitar...aunque bueno, Corea del Norte aprovecha este conflicto político para llamar aún más la atención lanzando no sé qué misiles a no sé qué parte del territorio chino...y E. E. U. U. lo quiere evitar", explicó Vitorio. 

¿Qué había ocurrido? Nada. Bueno, en el informe oficial. Sin embargo la realidad aterraba. ¿Por qué disimuló Vitorio?

Meses atrás, en la organización en la que ejercía como consejero Vitorio se respiraba preocupación y temor. El pueblo Español acababa de asesinar a golpes a su presidente. Se encontraron pedazos de su cadáver esparcidos por medio país. Con ese ya eran nueve los casos de magnicidio en todo el planeta desde el inicio de la rebelión. Alemania, Argentina, Bolivia, Grecia, Hungría, Italia, Nueva York, Turquía y Venezuela habían sucumbido a la anarquía. No les iba mejor al resto de países. La gente quería la cabeza de todo aquel corrupto. Desde el inicio de la revuelta habían salido a la luz casos de abuso de poder, tráfico de influencias, blanqueamiento de dinero, extorsión...y la humanidad dijo basta.

Vitorio estaba reunido con varios de sus homólogos de algunos países. La política actual había tocado fondo y se requerían mentes pensantes para cambiar el mundo. Para encauzarlo. Robert Bluebow, consejero proveniente de Londres, propuso recluir a todo el poder político de todos y cada uno de los países amenazados por la población por tal de garantizar la legislación y la vida de los sujetos. Janet Tautou, de Francia, se mostró contraria: "No podemos retirar a la clase política. La seguridad de todo el país podría incluso unirse a la rebelión por sentirse abandonada. Propongo la unión de los cuerpos de seguridad con el ejército y ordenar toque de queda. Hay que disparar a matar". "En ese caso provocaríamos cientos de guerras civiles", replicó Vitorio, "Padres que han perdido hijos desearían vengarse del sistema, hermanos, hijos, amigos...eso no es una solución pero...", titubeó, "cientos de guerras no pero podríamos crear una guerra mundial mediática. Asustar a la gente. Hacer que emigren, que se queden en casa, que tengan miedo". "Terrorismo, me gusta", dijo Simon Huang-ti, de China.

Tras una serie de consideraciones y la aceptación de la mayoría, decidieron varios países según sus antecedentes bélicos y sus conflictos políticos actuales. Vitorio se lo explicaría bien a Magda tras ver las noticias. "Crear una mentira es lo mejor que puede hacer un gobierno en tiempos de crisis", dijo Pecta, de algún país. 

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